Farmacoterapia y terapia psicológica en el tratamiento de la hipersexualidad
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Psicología Clínica
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La hipersexualidad, también conocida como conducta sexual compulsiva o trastorno hipersexual, implica una sexualidad marcada por impulsos continuos e incontrolables. Para los profesionales de la salud mental, abordar esta problemática implica una combinación de estrategias que integran farmacoterapia y terapia psicológica en el tratamiento de la hipersexualidad.
No se trata solo de un deseo elevado, sino de una pérdida de control que puede interferir gravemente con la vida personal, social, emocional y laboral. Las personas sufren sentimientos de culpa, soledad, ansiedad, y pueden actuar impulsivamente con consecuencias negativas. En este post, repasamos cómo funciona esa combinación, cuáles son los enfoques más eficaces y cómo diseñar un tratamiento integral y centrado en la persona.

¿Por qué combinar psicoterapia y fármacos?
Ventajas de una intervención integrada
- Reequilibrio neuroquímico: los fármacos pueden reducir la impulsividad y el deseo sexual excesivo.
- Transformación cognitiva y emocional: la terapia trabaja creencias, emociones y construye alternativas al comportamiento impulsivo.
- Prevención de recaídas: el enfoque combinado ofrece herramientas farmacológicas y psicológicas que sostienen el cambio a largo plazo.
- Atención a comorbilidades: con frecuencia los cuadros incluyen ansiedad, depresión o trastorno obsesivo-compulsivo, que se benefician de ambos tipos de tratamiento.
Enfoque colaborativo y centrado en la persona
La intervención debe diseñarse de manera conjunta y flexible, adaptada a cada perfil. El acompañamiento emocional, la psicoeducación y la monitorización regular son esenciales. La unión entre profesional médico y psicólogo permite ajustar los recursos terapéuticos según la evolución y la etapa del proceso.
Farmacoterapia: ¿qué medicamentos tienen evidencia?

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)
Fármacos como fluoxetina, sertralina o escitalopram suelen ayudar a reducir la compulsión sexual, especialmente cuando coexisten síntomas de ansiedad o depresión. Funcionan aumentando la disponibilidad de serotonina, lo que favorece un control impulsivo más estable.
Agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH)
En casos de hipersexualidad severa, algunos médicos recurren a agonistas de GnRH, como leuprorelina, que reducen los niveles de testosterona y disminuyen el impulso sexual. Su uso es más cuidadoso, debido a efectos secundarios significativos como pérdida de densidad ósea o disfunción sexual.
Otros fármacos off-label
- Antiandrógenos: disminuyen el efecto de la testosterona.
- Antiepilépticos o estabilizadores del ánimo: se combinan cuando hay comorbilidad con trastorno bipolar o impulsividad severa.
Terapia psicológica en el tratamiento de la hipersexualidad
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

Técnica de referencia para modificar pensamientos distorsionados, fortalezas cognitivas y comportamientos sexuales impulsivos. Incluye:
- Psicoeducación sobre sexo y impulso.
- Reevaluación de creencias (p. ej. “necesito sexo para sentirme bien”).
- Entrenamiento en habilidades sociales, control de urgencias y planificación alternativa.
- Prevención de recaídas.
Terapias de tercera generación
- ACT: ayuda a aceptar impulsos en lugar de luchar contra ellos y cultivar una vida más valiosa.
- Mindfulness: favorece la atención plena y la desconexión del impulso.
Enfoque psicodinámico
Incide en relaciones de apego tempranas, vínculos insatisfechos o traumas sexuales previos, integrándose con trabajo sobre sexualidad adulta.
Terapias grupales
Grupos mixtos o específicos, bajo supervisión, permiten validación y aprendizaje relacional. Aportan modelos de regulación emocional y reducen la soledad del paciente.
Estructura posible de un plan integrado
Evaluación inicial
- Historia sexual y clínica.
- Evaluación clínica, psiquiátrica y psicológica.
Pauta farmacológica
- Prescripción inicial, seguimiento médico y ajustes periódicos.
Inicio de terapia psicoterapéutica
- Sesiones semanales individuales.
- Enfoque TCC + mindfulness.
- Trabajo sobre emociones, autoconcepto y alternativas al comportamiento compulsivo.
Fase de estabilización
- Evaluar respuesta farmacológica y psicológica a los 3-6 meses.
- Consolidar habilidades de autorregulación, socialización y actividades saludables.
Fase de mantenimiento
- Reducción gradual de la medicación, si procede.
- Encuentros de seguimiento visual en grupo o individual.
- Plan de prevención de recaídas personalizado.
Consideraciones éticas y deontológicas
- Consentimiento informado y confidencialidad: imprescindible, especialmente en conductas sexuales que implican consecuencias legales o sociales potenciales.
- Manejo del estigma: las personas pueden sentirse incómodas al hablar de su sexualidad; el profesional debe generar un espacio neutro y validante.
- Atención integral y multidisciplinar: colaboración con psiquiatra, endocrinólogo, médico de familia y/o sexólogo garantiza calidad.
- Capacidad del profesional: no puede abordar farmacoterapia sin la formación pertinente; la coordinación es clave.
El abordaje de la hipersexualidad mediante farmacoterapia y terapia psicológica en el tratamiento de la hipersexualidad es un modelo robusto, eficaz y ético. Combina un control neurobiológico del impulso con el desarrollo de recursos cognitivos, emocionales y relacionales. No se trata solo de frenar una conducta, sino de recuperar la libertad, la dignidad y la vida plena.
El profesional que acompaña este proceso actúa como guía clínico, facilitador de cambio y sostenedor emocional. La coordinación entre disciplinas, el respeto a la persona y la perspectiva centrada en la recuperación garantizan un tratamiento integral y de calidad.
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