Sexualidad en la tercera edad. Rompiendo mitos y fomentando el placer
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La sexualidad en la tercera edad sigue siendo un tema rodeado de mitos y tabúes, a pesar de que el deseo y la actividad sexual pueden mantenerse activos durante toda la vida. La idea errónea de que el envejecimiento conlleva la desaparición del interés y la capacidad para disfrutar de la intimidad impacta negativamente en la autoestima y el bienestar emocional de muchas personas mayores.
Este artículo busca desmitificar la sexualidad en la vejez, abordar los principales desafíos y fomentar un enfoque positivo hacia el placer y la intimidad en esta etapa de la vida. También exploraremos estrategias terapéuticas para profesionales en psicología y sexología, con el fin de promover una visión más inclusiva y saludable de la sexualidad en la tercera edad.
Mitos sobre la sexualidad en la tercera edad
Existen diversas creencias erróneas que limitan la percepción de la sexualidad en personas mayores. Entre los más comunes encontramos:
«Las personas mayores pierden el deseo sexual»
El deseo sexual no desaparece con la edad, aunque puede experimentar cambios relacionados con factores hormonales, de salud y emocionales. La libido es influenciada por la percepción del cuerpo, la autoestima y la calidad de la relación de pareja.

«El sexo solo es penetración»
Muchas personas mayores encuentran nuevas formas de expresar su sexualidad a través de caricias, besos, masajes, comunicación íntima y exploración sensorial, sin que la penetración sea el eje central.
«Los cambios físicos hacen imposible disfrutar de la intimidad»
Si bien es cierto que el envejecimiento puede conllevar alteraciones fisiológicas como la sequedad vaginal o la disfunción eréctil, existen alternativas terapéuticas para abordar estos cambios sin renunciar al placer.
«Las personas mayores no deberían tener relaciones sexuales»
La idea de que la actividad sexual solo es apropiada para los jóvenes refuerza el edadismo y limita la expresión de la identidad y la afectividad en la vejez.
Factores que influyen en la sexualidad en la vejez

La vivencia de la sexualidad en la tercera edad está determinada por diversos factores, tanto físicos como psicológicos y sociales.
Cambios fisiológicos
El envejecimiento trae consigo modificaciones hormonales y físicas que pueden afectar la función sexual. Algunos de los cambios más comunes incluyen:
- En mujeres: Disminución de estrógenos, sequedad vaginal, reducción de la elasticidad vaginal.
- En hombres: Descenso de testosterona, menor firmeza de la erección, eyaculación retardada.
A pesar de estas variaciones, muchas personas siguen disfrutando de su sexualidad con el apoyo de tratamientos adecuados y una comunicación efectiva con sus parejas.
Factores psicológicos
La autoimagen y la percepción del propio cuerpo pueden afectar la confianza y la satisfacción sexual en la tercera edad. Es fundamental promover la aceptación del cuerpo y la exploración de nuevas formas de intimidad.
La presencia de ansiedad, depresión o el duelo por la pérdida de la pareja también pueden influir en la salud sexual.
Influencia sociocultural
El edadismo y los prejuicios sociales pueden generar culpa o vergüenza en las personas mayores que desean mantener una vida sexual activa. La educación y la sensibilización son clave para cambiar esta perspectiva.
Importancia de la sexualidad en la tercera edad
Mantener una vida sexual satisfactoria en la vejez ofrece múltiples beneficios para la salud física y emocional, entre ellos:
- Mejora del bienestar emocional: La intimidad fortalece la conexión con la pareja y reduce el estrés.
- Fortalecimiento del sistema inmunológico: La actividad sexual mejora la circulación sanguínea y el estado de ánimo.
- Reducción del riesgo de depresión y ansiedad: Sentirse deseado y conectado emocionalmente ayuda a mantener un estado de ánimo positivo.
- Mantenimiento de la salud cardiovascular: La actividad sexual moderada tiene beneficios similares a los del ejercicio físico ligero.
Cómo fomentar el placer en la tercera edad

La clave para disfrutar de la sexualidad en la vejez es la adaptación y la comunicación abierta. A continuación, algunas estrategias para fomentar una vida sexual plena:
Comunicación con la pareja
Es fundamental hablar abiertamente sobre deseos, miedos y expectativas. Muchas dificultades sexuales pueden resolverse con una comunicación sincera y empática.
Exploración de nuevas formas de intimidad
El placer no se reduce a la penetración. La estimulación a través del tacto, los masajes, el uso de juguetes sexuales y el contacto emocional pueden ser altamente satisfactorios.
Uso de recursos terapéuticos
Los lubricantes a base de agua, la terapia hormonal sustitutiva (bajo supervisión médica) y los ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico pueden mejorar la respuesta sexual.
Consulta con profesionales de la salud sexual
Acudir a un sexólogo o terapeuta especializado puede ayudar a resolver inquietudes y ofrecer estrategias para mejorar la vida sexual en la tercera edad.
Estrategias terapéuticas para abordar la sexualidad en la tercera edad
Los profesionales de la psicología y sexología pueden desempeñar un papel clave en la promoción de una sexualidad saludable en la vejez. Algunas estrategias efectivas incluyen:
Terapia de aceptación corporal
Ayudar a los pacientes a aceptar y valorar su cuerpo en esta etapa es esencial para mejorar la autoestima y la autoconfianza.
Educación sexual inclusiva
Brindar información basada en evidencia sobre los cambios fisiológicos en la vejez y las alternativas para mantener el placer sexual.
Técnicas de mindfulness aplicado a la sexualidad
El mindfulness puede mejorar la conexión con el propio cuerpo y reducir la ansiedad asociada a la intimidad.
Enfoque en la diversidad sexual y de género
Es crucial reconocer que la sexualidad en la vejez no es homogénea y que las experiencias de las personas LGTBIQ+ pueden ser diferentes. La terapia debe ser inclusiva y libre de sesgos.
La sexualidad en la tercera edad sigue siendo un tema rodeado de tabúes que limitan la calidad de vida de muchas personas. Romper con los mitos y fomentar el placer en esta etapa es clave para mejorar el bienestar emocional y físico de los adultos mayores.
Los profesionales en psicología y sexología deben adoptar un enfoque inclusivo, basado en la evidencia, que valide la diversidad de experiencias y brinde herramientas para mantener una vida sexual activa y placentera.
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