¿Qué sabes del Chemsex?: La nueva tendencia de alto riesgo
Psicomagister
Psicología Clínica
Tabla de contenidos
En los últimos años, ha adquirido especial interés una práctica sexual denominada Chemsex. Este fenómeno se ha expandido gracias a las numerosas apps de citas o medios electrónicos que permiten la geolocalización de estos lugares. El Chemsex se considera un fenómeno de alto riesgo, ya que puede acarrear consecuencias graves para la salud física y mental de las personas.
En este artículo abordaremos el fenómeno del Chemsex, analizando los riesgos que puede llevar asociados la práctica de este acto, identificando las drogas que más se suelen usar en estas fiestas privadas y conociendo el tratamiento que puede poner solución a esta problemática.
¿Qué es el Chemsex?
El Chemsex, como su propio nombre en inglés indica (chemical y sex), es la utilización intencionada de drogas con el fin de tener encuentros sexuales durante largos periodos de tiempo, ya sea horas o incluso días.
Este fenómeno tuvo su origen en la comunidad LGTBIQ+, donde era común el consumo de estupefacientes en la práctica sexual en entornos como las “sex parties”, casas particulares, clubs de sexo, saunas, cuartos oscuros, zonas de cruising o encuentros sexuales al aire libre. Estas fiestas reciben el nombre de “sesiones” y pueden celebrarse en solitario, en pareja o con múltiples personas.
Esta situación de descontrol y desinhibición lleva asociado una serie de riesgos para la salud, tanto a nivel físico como psicológico. Hay sustancias que permiten a la persona estar despierta durante 76 horas sin ningún tipo de necesidad de alimento, lo cual constituye un grave peligro para la persona. También existe un alto índice de contagios de enfermedades sexuales al no emplear métodos de protección.
Los motivos para la práctica del Chemsex pueden ser muy diversos, como por ejemplo, el cumplimiento de fantasías sexuales, la experimentación de prácticas inusuales, el aumento de la duración de las relaciones sexuales, la pertenencia a un grupo…
Consecuencias del Chemsex
Cada una de las sustancias que se utilizan en estos encuentros sexuales tienen una serie de riesgos y consecuencias asociadas. Algunas producen más excitación o estado de euforia, otras tienen efectos relajantes o sedantes mayores… Pero en general, todas producen una disminución de la percepción del riesgo, lo cual puede conducir fácilmente a sobredosis o consecuencias mayores.
El alto grado de desinhibición puede llevar a la persona a realizar prácticas sexuales que en su estado de sobriedad no llevaría a cabo. En este estado de descontrol es menor el uso de protección, por lo cual aumenta el riesgo a contraer infecciones de transmisión sexual.
También repercute en la vida profesional y laboral de la persona, produciendo absentismo o dificultades para alcanzar el rendimiento en su trabajo. A nivel económico supone una pérdida de dinero importante, ya que a medida que la persona asiste a estos encuentros va gastando mayores cantidades de dinero.
Drogas más utilizadas en el Chemsex
En la mayoría de los casos, las sustancias que se consumen en el Chemsex tienen un potencial adictivo bastante alto, produciendo una alta dependencia y asociación en la persona. Las vías de consumo suelen ser inhalada, oral, intramuscular, intravenosa… Cuando se administran por vía intravenosa reciben el término de “slamming” o “slamsex”. Es bastante común que se llegue a consumir varias sustancias en una misma sesión, dando lugar al peligroso policonsumo.
A continuación, mencionaremos las drogas más utilizadas en este tipo de encuentros, así como las características principales de cada una de ellas.
- Mefedrona.
- Metanfetamina.
- GHB y GBL.
- Otras sustancias: también se suelen emplear otras sustancias con efectos similares, como la cocaína, los poppers, la ketamina o el MDMA.
Tratamiento del Chemsex
La intervención en personas que practican Chemsex se centra en el aprendizaje de conductas alternativas a las problemáticas, como en este caso, la creación de un contexto de ocio saludable y nuevas formas de diversión. Esta disociación de las conductas sexuales y el consumo de sustancias es necesaria, ya que en el fenómeno de Chemsex se produce una fuerte vinculación de estas dos conductas. Por este motivo, la mayoría de las personas que empiezan un proceso de desintoxicación tienen que pasar un periodo de tiempo sin tener relaciones sexuales.
La intervención en alternativas de ocio tendría que empezar por un proceso de evaluación de necesidades, para luego trazar un plan de tratamiento y por último una reeducación y prevención de posibles intentos de consumo.
Este proceso de deshabituación necesitará de un seguimiento por parte del profesional, en este caso el psicólogo, y una posterior evaluación continuada del proceso.