Neuropsicología del TDAH: diagnóstico diferencial y abordaje clínico
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El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más estudiados y, a la vez, uno de los más controvertidos en la práctica clínica. Su complejidad radica en la variabilidad de su presentación, la influencia de factores ambientales y biológicos, y la frecuente coexistencia con otros trastornos. Por ello, la Neuropsicología del TDAH se ha convertido en un área esencial para comprender el funcionamiento cognitivo afectado, establecer un diagnóstico diferencial riguroso y diseñar intervenciones ajustadas a las necesidades particulares de cada persona.
En este artículo, analizamos el aporte de la neuropsicología al diagnóstico y tratamiento del TDAH, los principales marcadores cognitivos implicados, las herramientas de evaluación más utilizadas, las claves del diagnóstico diferencial y las estrategias de intervención basadas en evidencia.

¿Qué es el TDAH desde una perspectiva neuropsicológica?
La neuropsicología entiende el TDAH como un trastorno del neurodesarrollo que afecta a redes cerebrales relacionadas con:
- La atención sostenida.
- El control inhibitorio.
- Las funciones ejecutivas.
- La memoria de trabajo.
- La regulación emocional.
- El procesamiento de recompensas.
Las investigaciones señalan alteraciones en áreas como la corteza prefrontal, los ganglios basales y el cerebelo, así como diferencias en los sistemas dopaminérgico y noradrenérgico.
Desde este enfoque, la Neuropsicología del TDAH no solo describe síntomas conductuales, sino que analiza cómo y por qué estos procesos cognitivos están alterados.
Neuropsicología del TDAH: funciones cognitivas afectadas
Atención
Las dificultades pueden aparecer en:
- Atención sostenida.
- Atención selectiva.
- Atención dividida.
- Velocidad de procesamiento.
En la infancia, esto se refleja como distracción frecuente; en adultos, como olvidos y dificultades para mantener la concentración.
Funciones ejecutivas
Uno de los núcleos neuropsicológicos del TDAH. Implica alteraciones en:
- Planificación.
- Organización.
- Autocontrol.
- Flexibilidad cognitiva.
- Capacidad de anticipar consecuencias.
Control inhibitorio

El TDAH suele implicar dificultades para frenar impulsos motores, verbales o cognitivos. Esto afecta comportamientos como interrumpir, actuar sin pensar o evitar riesgos.
Memoria de trabajo
Dificultad para mantener información activa durante un periodo breve. En el aula, esto se observa como dificultad para seguir instrucciones; en adultos, como problemas para completar tareas.
Regulación emocional
La neuropsicología actual reconoce el desajuste emocional como parte importante del TDAH:
- Irritabilidad.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Cambios bruscos de humor.
Evaluación neuropsicológica en el TDAH
Objetivos de la evaluación
- Identificar patrones cognitivos alterados.
- Diferenciar TDAH de otros trastornos.
- Establecer un perfil de fortalezas y debilidades.
- Diseñar intervenciones específicas.
Instrumentos más utilizados
La Neuropsicología del TDAH utiliza baterías y pruebas validadas:
- Continuous Performance Test (CPT): atención e impulsividad.
- WISC-V o WAIS-IV: CI, velocidad de procesamiento, memoria de trabajo.
- NEPSY-II: atención, lenguaje, memoria, funciones ejecutivas.
- Stroop, Trail Making Test, Wisconsin Card Sorting Test: control ejecutivo.
- BRIEF-2: evaluación ejecutiva basada en informes de adultos, maestros o padres.
- Escalas conductuales: Conners, Barkley, ADHD Rating Scale.
Importancia del contexto
El TDAH no se diagnostica solo con pruebas. Es fundamental integrar información de:
- Familia.
- Escuela.
- Historial clínico.
- Entrevistas clínicas.
- Observación conductual.
Diagnóstico diferencial en la Neuropsicología del TDAH
Uno de los mayores desafíos es distinguir el TDAH de otros trastornos con síntomas similares.
Trastornos de ansiedad

La ansiedad puede generar inquietud, falta de concentración y olvidos que se confunden con TDAH.
Claves diferenciales: la inatención aparece solo en momentos de preocupación o estrés.
Trastornos del estado de ánimo
La depresión puede provocar enlentecimiento cognitivo, dificultades para organizarse y baja motivación.
Claves diferenciales: la alteración aparece tras un cambio emocional, no desde la infancia.
Altas capacidades
Niños con altas capacidades pueden mostrar desmotivación, aburrimiento o impulsividad por falta de estimulación.
Claves diferenciales: tienen un rendimiento superior en pruebas cognitivas y mejor autorregulación cuando están estimulados.
Problemas del sueño
La falta de descanso produce síntomas similares al TDAH.
Claves diferenciales: los síntomas desaparecen al mejorar la higiene del sueño.
Trastornos del aprendizaje
El TDAH puede coexistir con dislexia o discalculia, pero no todos los problemas atencionales son TDAH.
Claves diferenciales: dificultades específicas en lectura, escritura o cálculo.
TEA (Trastorno del Espectro Autista)
Compartir impulsividad o dificultades sociales puede confundir el diagnóstico.
Claves diferenciales: presencia de patrones repetitivos, hiperfocalización o dificultades pragmáticas.
Abordaje clínico desde la Neuropsicología del TDAH

El tratamiento debe ser multimodal, adaptado y centrado en la persona.
Intervención cognitivo-conductual
Útil para:
- Organización de tareas.
- Autocontrol.
- Planificación.
- Manejo emocional.
Incluye entrenamiento en habilidades específicas como:
- Rutinas.
- Resolución de problemas.
- Autoinstrucciones.
Rehabilitación neuropsicológica
Se centra en:
- Memoria de trabajo.
- Atención sostenida.
- Velocidad de procesamiento.
- Funciones ejecutivas.
La intervención combina actividades estructuradas, ejercicios metacognitivos y generalización a la vida diaria.
Intervenciones psicoeducativas
Tanto para la familia como para el entorno escolar:
- Explicar la naturaleza neurobiológica del trastorno.
- Promover expectativas realistas.
- Desarrollar estrategias de apoyo.
- Fomentar la autonomía del paciente.
Entrenamiento a padres (Parent Training)
Es una de las intervenciones con más evidencia en TDAH infantil.
Permite mejorar:
- Las dinámicas familiares.
- Los límites.
- El manejo conductual.
- La comunicación asertiva.
Coordinación con centros educativos
El neuropsicólogo puede asesorar sobre:
- Adaptaciones metodológicas.
- Tiempos extra.
- Organización de materiales.
- Refuerzos positivos.
- Reducción de distractores.
Tratamiento farmacológico (cuando es necesario)
Aunque no lo prescribe el psicólogo, el trabajo interdisciplinar con psiquiatría o neuropediatría es clave.
Los psicoestimulantes pueden mejorar:
- Atención.
- Impulsividad.
- Memoria de trabajo.
El psicólogo debe monitorizar los cambios conductuales asociados al tratamiento.
El papel del psicólogo en la intervención neuropsicológica del TDAH
Competencias del profesional
- Conocimiento profundo del desarrollo infantil y adulto.
- Dominio de la evaluación neuropsicológica.
- Capacidad para integrar información de múltiples fuentes.
- Habilidades de comunicación para explicar resultados y estrategias.
- Sensibilidad para abordar el estigma y el impacto emocional del diagnóstico.
Coordinación interdisciplinar
El tratamiento debe involucrar a:
- Neuropsicología.
- Psicología clínica.
- Pediatría.
- Psiquiatría.
- Educación.
- Familia.
El enfoque interdisciplinar garantiza una visión completa y un plan de intervención coherente.
Retos actuales en la neuropsicología del TDAH
- Sobrediagnóstico y subdiagnóstico según contexto socioeducativo.
- Dificultad para diferenciarlo de trastornos emocionales.
- Estigma persistente que afecta la aceptación del diagnóstico.
- Necesidad de actualizar pruebas neuropsicológicas a diferentes culturas y edades.
- Adherencia baja en adolescentes y adultos.
Estos retos requieren una práctica clínica rigurosa, actualizada y basada en evidencia.
Conclusión: El valor clínico de la neuropsicología en el TDAH
La Neuropsicología del TDAH contribuye de manera decisiva al diagnóstico preciso, al análisis de los procesos cognitivos implicados y al diseño de intervenciones ajustadas. Comprender el funcionamiento atencional, ejecutivo y emocional permite a los profesionales ofrecer tratamientos más eficaces, personalizados y sensibles a la realidad del paciente.
El TDAH no se reduce a un conjunto de síntomas; es un patrón complejo que requiere evaluación integral, colaboración interdisciplinar y una mirada clínica respetuosa y realista. Al aplicar los principios de la neuropsicología, los psicólogos pueden facilitar procesos de cambio duraderos, mejorar el rendimiento funcional y reducir el impacto del trastorno en la vida diaria.
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