EMDR como tratamiento para las adicciones

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La búsqueda de métodos efectivos para tratar las adicciones ha llevado a la comunidad terapéutica a explorar terrenos innovadores, y EMDR emerge como una opción alentadora. Pero ¿cómo funciona la EMDR como tratamiento para las adicciones?

¿Qué es la EMDR?

La EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) es una terapia que se centra en la estimulación bilateral del cerebro a través de movimientos oculares, sonidos o toques. Su finalidad principal es procesar de manera adaptativa experiencias traumáticas que han quedado atrapadas en la memoria. El método fue creado y desarrollado por Francine Shapiro desde 1987. Este enfoque, conocido por su eficacia en el tratamiento del trauma, ha comenzado a ganar reconocimiento en el ámbito de las adicciones.

¿Por qué es eficaz la EMDR como tratamiento para las adicciones?

Es aquí donde convergen la psicología y la neurociencia, ofreciendo nuevas perspectivas sobre cómo abordar este desafío complejo. Para entender la eficacia de EMDR, es fundamental tener en cuenta que este método no se limita simplemente a la superficie del comportamiento adictivo, sino que se sumerge en las capas más profundas de la psique, explorando los recuerdos y experiencias que podrían haber desencadenado la espiral adictiva. 

Esta terapia busca desensibilizar y reprocesar los recuerdos traumáticos o disfuncionales asociados con la adicción, abriendo la puerta a un proceso de curación más profundo.

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La EMDR y la Raíz de las Adicciones

Muchas veces, las adicciones encuentran sus raíces en experiencias traumáticas o eventos que han dejado una marca indeleble en la mente. Estos eventos pueden convertirse en un imán para el comportamiento adictivo, ya que la persona busca alivio o escape de las emociones dolorosas asociadas con esos recuerdos.

La EMDR, al centrarse en estos momentos cruciales, ofrece una oportunidad única para reevaluar y reprocesar adaptativamente esos recuerdos. Este proceso puede desarmar los vínculos emocionales que mantienen viva la adicción, proporcionando una base sólida para la recuperación.

El Protocolo EMDR 

Cuando se trata de abordar las adicciones mediante la Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR), es esencial comprender el protocolo específico diseñado para guiar este proceso terapéutico. 

1. Evaluación Integral: entender el contexto de la adicción. 

Antes de sumergirse en el proceso de EMDR, el/la terapeuta realiza una evaluación exhaustiva para comprender la historia del paciente y la naturaleza de su adicción. Esta fase inicial sienta las bases para la identificación de los objetivos terapéuticos específicos relacionados con la adicción.

2. Desarrollo de Recursos Internos. 

La EMDR no solo se enfoca en los aspectos traumáticos, sino que también trabaja en fortalecer los recursos internos del individuo. Este paso implica ayudar al paciente a cultivar habilidades y estrategias internas que servirán como apoyo durante el proceso de tratamiento y más allá.

3. Identificación y Desensibilización de Blancos de Tratamiento: enfrentando los Recuerdos Traumáticos. 

En esta tercera fase, se identifican los recuerdos específicos asociados con la adicción que se abordarán con la EMDR. Estos recuerdos se desensibilizan a través de la estimulación bilateral, que puede incluir movimientos oculares, sonidos o toques. La meta es permitir que el individuo procese adaptativamente los recuerdos traumáticos, reduciendo su carga emocional.

4. Instalación de Recursos Positivos: reforzando la resiliencia. 

Una vez que se han desensibilizado los recuerdos traumáticos, se procede a instalar recursos positivos. Esto implica fortalecer las conexiones neuronales asociadas con experiencias positivas y habilidades de afrontamiento, brindando al paciente una base más sólida para resistir las tentaciones adictivas.

5. Evaluación de Cuerpo: integrando el bienestar físico y emocional. 

La EMDR reconoce la conexión entre mente y cuerpo. En esta etapa, se evalúan las sensaciones físicas asociadas con los recuerdos tratados, permitiendo una integración completa de la experiencia a nivel emocional y físico.

6. Verificación del Proceso: asegurando la efectividad del tratamiento. 

El/la terapeuta y el/la paciente revisan conjuntamente el progreso alcanzado a lo largo de las sesiones de EMDR. Esta verificación asegura que los objetivos terapéuticos se estén cumpliendo y que el/la paciente esté experimentando cambios positivos en su relación con la adicción.

Beneficios de la EMDR en el Tratamiento de Adicciones

  • Reestructuración cognitiva. La EMDR facilita la reestructuración de patrones de pensamiento negativos asociados con la adicción, promoviendo una mentalidad más saludable y resistente.
  • Reducción de Síntomas de Estrés Postraumático. En muchos casos, las adicciones tienen raíces en experiencias traumáticas. La EMDR aborda estos traumas, disminuyendo la carga emocional que conduce a la búsqueda de sustancias para aliviar el dolor.
  • Fomento de la Autoconciencia. La terapia EMDR ayuda a las personas a tomar conciencia de los desencadenantes subyacentes de sus adicciones, permitiéndoles desarrollar estrategias más efectivas de afrontamiento.

En conclusión, la efectividad de la EMDR como herramienta para tratar las adicciones se revela a través de su capacidad única para abordar tanto los síntomas superficiales como las raíces profundas del problema. Si bien cada paciente y cada caso son únicos, la aplicación de la EMDR ofrece un sendero prometedor hacia la recuperación, transformando no solo el comportamiento adictivo, sino también la narrativa interna que lo sustenta.

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