Ejercicios para mejorar la dislalia en niños/as
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La dislalia en niños/as es uno de los trastornos del habla más comunes en la infancia. Se caracteriza por dificultades para articular ciertos sonidos o palabras, lo que afecta su claridad al hablar. Afortunadamente, existen diversos ejercicios que pueden ayudar a los/as niños/as a mejorar su articulación y superar este problema, promoviendo un desarrollo del lenguaje adecuado.
¿Qué es la dislalia?
La dislalia es un trastorno fonológico que se presenta cuando los/as niños/as tienen dificultades para producir sonidos correctamente. Es frecuente en la primera infancia, pero si no se aborda a tiempo, puede persistir y afectar su comunicación. Algunos de los sonidos que comúnmente presentan dificultades son /r/, /s/, /l/, entre otros. Para los/as psicólogos/as que trabajan en el desarrollo del lenguaje, es importante identificar las causas y aplicar estrategias adecuadas.
Existen diferentes tipos de dislalia:
- Dislalia funcional: El/la niño/a presenta dificultad para articular ciertos sonidos sin que exista una causa física aparente.
- Dislalia orgánica: Se debe a causas físicas, como malformaciones en la lengua, labios o paladar.
- Dislalia evolutiva: Es parte del desarrollo normal del habla en los primeros años de vida y, generalmente, se resuelve sin intervención.
- Dislalia audiógena: Está relacionada con problemas auditivos que impiden al niño/a percibir los sonidos correctamente.
Ejercicios para corregir la dislalia
Para los/as niños/as que presentan dislalia funcional, una intervención temprana con ejercicios específicos puede ser muy efectiva. A continuación, te presentamos una serie de ejercicios prácticos que pueden ayudar a mejorar la pronunciación y corregir los problemas de articulación.
Ejercicios de respiración y soplo
La respiración juega un papel crucial en la correcta articulación de los sonidos. Ejercicios que fortalezcan la capacidad pulmonar y la coordinación entre respiración y habla pueden ayudar a mejorar la pronunciación.
- Soplar velas o burbujas: Ayuda a controlar la respiración y la expulsión del aire. Pídele al niño/a que sople con fuerza controlada para apagar una vela a diferentes distancias o hacer burbujas. Esto fortalece los músculos del habla y mejora la coordinación.
- Soplar una pelota de ping pong: Coloca una pelota en una mesa y pídele al niño/a que la sople hacia un objetivo específico, esto les ayuda a controlar mejor el flujo de aire.
Ejercicios para fortalecer la lengua
Muchos/as niños/as con dislalia tienen dificultades para mover la lengua de manera precisa, lo cual afecta la producción de ciertos sonidos. Estos ejercicios ayudan a mejorar la movilidad y fuerza de la lengua.
- Mover la lengua en todas las direcciones: Pide al niño/a que saque la lengua y la mueva hacia arriba, abajo, izquierda y derecha. Repite este ejercicio varias veces para mejorar el control.
- Tocar el paladar con la lengua: Este ejercicio es especialmente útil para los sonidos que requieren elevación de la lengua, como /l/ y /r/. Haz que el/la niño/a toque el paladar con la punta de la lengua varias veces seguidas.
- Lamer un caramelo: Ofrece un caramelo o una cuchara con algo dulce y pide al niño/a que lo lama, lo cual fortalece los músculos linguales.
Ejercicios para los labios y mejillas
Los músculos faciales también juegan un rol importante en la articulación de sonidos, por lo que estos ejercicios pueden ayudar a mejorar la pronunciación.
- Exagerar los movimientos de los labios: Pide al niño/a que forme diferentes sonidos exagerando los movimientos de los labios, como /m/, /p/ y /b/. Esto ayuda a coordinar mejor los movimientos labiales y vocales.
- Hacer muecas: Involucra al niño/a en juegos de hacer diferentes expresiones faciales para ejercitar los músculos de los labios y las mejillas. Esto les da más control sobre la musculatura facial.
Repetición de sonidos y sílabas
Repetir sonidos difíciles en secuencias estructuradas es una estrategia clave para mejorar la articulación.
- Repetir sílabas: Elige sílabas que contengan los sonidos problemáticos, como “la-la-la” o “ra-ra-ra”, y pídele al niño/a que las repita en voz alta, primero lentamente y luego más rápido. Esto facilita la práctica dirigida.
- Palabras espejo: Pide al niño/a que repita palabras mientras te observa en un espejo para que pueda ver cómo se posicionan sus labios y lengua. Esto puede ser útil para corregir problemas en la producción de ciertos sonidos.
Juegos de imitación de sonidos
Hacer de los ejercicios algo divertido es clave para mantener la motivación del/a niño/a.
- Juegos de animales: Haz que el/la niño/a imite los sonidos de diferentes animales, como el rugido de un león o el canto de un pájaro. Estos juegos son efectivos para mejorar la vocalización y la coordinación entre la respiración y el habla.
- Canciones rítmicas: Utiliza canciones con rimas y juegos de palabras para hacer que el/la niño/a practique la repetición de sonidos de forma entretenida.
¿Cuándo se debe intervenir?
Si bien algunos problemas de pronunciación pueden ser parte del desarrollo normal del lenguaje, es importante que los/as psicólogos/as y los padres estén atentos a ciertos signos que pueden indicar la necesidad de una intervención. Si el/la niño/a sigue teniendo dificultades para producir ciertos sonidos a partir de los 5 años, o si sus errores de pronunciación interfieren significativamente en la comunicación, es recomendable consultar a un/a logopeda o especialista en trastornos del habla.
El papel de los/as psicólogos/as en el tratamiento de la dislalia en niños/as
Los/as psicólogos/as tienen un papel esencial en la detección temprana de la dislalia en niños/as, así como en la intervención adecuada. Si bien los/as logopedas suelen liderar el tratamiento específico de los trastornos del habla, los/as psicólogos/as pueden trabajar en conjunto para identificar cualquier factor emocional o psicológico que esté influyendo en la dislalia, como la ansiedad o el bajo autoestima derivado de las dificultades comunicativas.
La dislalia en niños/as puede superarse con la intervención adecuada, y los ejercicios de articulación, respiración y movilidad son herramientas valiosas para ayudar a los/as niños/as a mejorar su pronunciación. A través de un enfoque lúdico y constante, es posible corregir los problemas del habla y facilitar el desarrollo adecuado del lenguaje.