Diferencias entre anorexia nerviosa, bulimia y TANE: diagnóstico y abordaje psicológico

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Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) representan uno de los desafíos más complejos en el ámbito de la salud mental. Aunque la anorexia nerviosa y la bulimia son los cuadros más conocidos, existe un grupo creciente de casos que no encajan completamente en los criterios diagnósticos tradicionales: los denominados Trastornos Alimentarios No Especificados (TANE). Comprender las diferencias entre anorexia nerviosa, bulimia y TANE resulta esencial para realizar un diagnóstico preciso y aplicar un abordaje psicológico eficaz.

En este artículo se analizan las particularidades clínicas, los criterios diagnósticos y las estrategias terapéuticas más relevantes para cada trastorno. Además, se abordan los retos actuales del tratamiento y la importancia de un enfoque multidisciplinar centrado en la persona.

Comprender los trastornos de la conducta alimentaria

Los TCA se caracterizan por una alteración persistente del comportamiento alimentario y una preocupación excesiva por el peso o la figura corporal. Estas conductas repercuten de forma significativa en la salud física y el bienestar psicológico, pudiendo llegar a comprometer la vida del paciente.

Aunque todos los TCA comparten ciertos rasgos, como el miedo intenso a ganar peso, la distorsión de la imagen corporal o la baja autoestima, existen diferencias sustanciales entre anorexia nerviosa, bulimia y TANE que determinan tanto el diagnóstico como el tipo de intervención necesaria.

Anorexia nerviosa: control extremo y distorsión de la imagen corporal

Características diagnósticas

La anorexia nerviosa (AN) se define por una restricción persistente de la ingesta calórica que conduce a un peso corporal significativamente bajo en relación con la edad, el sexo, el desarrollo y la salud física. El rasgo distintivo es el miedo intenso a engordar, incluso cuando la persona presenta un peso muy por debajo de lo saludable.

Según el DSM-5-TR, los criterios diagnósticos incluyen:

  1. Restricción de la ingesta energética que lleva a un peso corporal bajo.
  2. Miedo intenso a ganar peso o a volverse obeso.
  3. Alteración en la percepción del peso o la figura corporal, o negación de la gravedad del bajo peso actual.

Subtipos de anorexia

  • Restrictiva: la persona limita drásticamente la cantidad de alimentos, sin recurrir a purgas.
  • Con atracones/purgas: incluye episodios de ingesta compulsiva seguidos de conductas compensatorias (vómitos, laxantes, ejercicio excesivo).

Manifestaciones psicológicas y emocionales

Las personas con anorexia suelen presentar perfeccionismo, rigidez cognitiva, elevada autoexigencia y dificultad para expresar emociones. La sensación de control sobre la comida se convierte en un intento de compensar un sentimiento de falta de control en otras áreas vitales.

Abordaje psicológico

El tratamiento debe ser multidisciplinar (psicología, nutrición y medicina), con prioridad a la restauración del peso y la estabilidad física.
El abordaje psicológico se centra en:

  • Modificar las creencias disfuncionales sobre el peso y la imagen corporal.
  • Fomentar la aceptación del cuerpo.
  • Trabajar la autoestima, la ansiedad y el control emocional.

Las terapias más efectivas incluyen la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC-E) y la Terapia Focalizada en la Familia (FBT), especialmente en adolescentes.

Bulimia nerviosa: el ciclo de atracones y purgas

La bulimia nerviosa (BN) se caracteriza por episodios recurrentes de atracones, ingesta de grandes cantidades de comida en poco tiempo, seguidos de conductas compensatorias inapropiadas destinadas a evitar el aumento de peso (vómitos, uso de laxantes, ayuno o ejercicio excesivo).

Según el DSM-5-TR, los criterios incluyen:

  • Episodios recurrentes de atracones.
  • Conductas compensatorias repetidas.
  • Ocurrencia de ambos al menos una vez por semana durante tres meses.
  • Autoevaluación excesivamente influida por el peso y la figura corporal.

Diferencias con la anorexia nerviosa

A diferencia de la anorexia, las personas con bulimia suelen mantener un peso dentro del rango normal o incluso ligeramente superior. Sin embargo, el nivel de malestar psicológico y la distorsión de la autoimagen pueden ser igual de intensos.

Manifestaciones emocionales

Manifestaciones emocionales

La bulimia suele asociarse con impulsividad, vergüenza, culpa y baja tolerancia a la frustración. Los atracones actúan como una vía de escape emocional, mientras que las purgas buscan aliviar el sentimiento de pérdida de control.

Abordaje psicológico

El tratamiento se centra en romper el ciclo de atracón-purga, restaurar la regulación emocional y abordar las distorsiones cognitivas relacionadas con la comida y el cuerpo.
Las terapias más recomendadas son:

  • Terapia Cognitivo-Conductual adaptada para BN,
  • Terapia Dialéctico-Conductual (TDC) para el manejo de la impulsividad,
  • Terapia Interpersonal (TIP) para abordar las dificultades emocionales y relacionales que mantienen el trastorno.

Trastorno Alimentario No Especificado (TANE): un diagnóstico frecuentemente invisibilizado

El Trastorno Alimentario No Especificado (TANE), actualmente denominado Trastorno Alimentario No Especificado de Otra Manera (TANE o TCANE), engloba los casos en los que los síntomas alimentarios son clínicamente significativos, pero no cumplen todos los criterios de anorexia o bulimia.

Ejemplos frecuentes incluyen:

  • Restricción alimentaria significativa sin llegar a bajo peso extremo.
  • Episodios de atracones menos frecuentes o con conductas compensatorias no regulares.
  • Distorsión de la imagen corporal sin criterios completos de otro TCA.

Importancia del diagnóstico

Los TANE son más comunes de lo que se cree, representando entre el 30% y el 50% de los casos atendidos en clínicas especializadas. Sin embargo, al no cumplir los criterios tradicionales, muchas personas quedan sin diagnóstico o sin acceso a tratamiento.

Manifestaciones clínicas

Pueden coexistir síntomas de ambos polos (restricción y atracón), fluctuaciones de peso, ansiedad, sentimientos de culpa y pensamientos obsesivos sobre la comida.

Abordaje psicológico

El psicólogo debe realizar una evaluación funcional detallada para determinar qué factores mantienen el problema y diseñar una intervención personalizada.
Los objetivos terapéuticos incluyen:

  • Normalizar el patrón alimentario.
  • Identificar y sustituir pensamientos disfuncionales.
  • Mejorar la autopercepción corporal y la autoeficacia.

El abordaje integrador combina técnicas de la TCC, mindfulness y psicoeducación nutricional, adaptadas al nivel de gravedad y motivación del paciente.

El papel del psicólogo en el tratamiento

El psicólogo clínico especializado en TCA desempeña un rol esencial dentro del equipo interdisciplinar. Su intervención abarca desde la evaluación diagnóstica hasta el acompañamiento terapéutico y la prevención de recaídas.

Funciones principales

  • Evaluar la gravedad y los factores mantenedores del trastorno.
  • Trabajar las emociones asociadas a la comida y al cuerpo.
  • Fortalecer la autoestima y la regulación emocional.
  • Coordinar con el resto del equipo (nutricionista, psiquiatra, médico).
  • Promover la adherencia al tratamiento y la motivación al cambio.

Modelos de intervención más utilizados

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC-E): modelo de referencia para anorexia, bulimia y TANE.
  • Terapia familiar (FBT): especialmente útil en adolescentes.
  • Terapias de tercera generación: mindfulness, aceptación y compromiso, autocompasión.

Retos actuales en el abordaje de los TCA

  1. Detección temprana: los TANE y los TCA atípicos suelen pasar desapercibidos.
  2. Influencias socioculturales y redes sociales: aumentan la presión estética y la autoexposición.
  3. Aumento en hombres y población adulta: requiere adaptar los modelos terapéuticos.
  4. Telepsicología y accesibilidad: integrar la atención online manteniendo la eficacia terapéutica.
  5. Prevención y educación: necesidad de programas psicoeducativos en escuelas y medios digitales.

Buenas prácticas para la intervención psicológica

  • Formación continua: mantenerse actualizado en evidencia clínica y enfoques terapéuticos emergentes.
  • Enfoque centrado en la persona: priorizar el bienestar integral frente al control del peso.
  • Trabajo interdisciplinar: garantizar una atención médica, nutricional y psicológica coordinada.
  • Psicoeducación familiar: involucrar al entorno en el proceso terapéutico.
  • Prevención de recaídas: seguimiento a medio y largo plazo, con estrategias de autocontrol.

Conocer las diferencias entre anorexia nerviosa, bulimia y TANE permite a los profesionales de la psicología realizar diagnósticos más precisos y diseñar intervenciones eficaces. Cada trastorno presenta matices propios, pero todos comparten una raíz común: el sufrimiento psicológico vinculado a la identidad, el control y la percepción del cuerpo.

El abordaje efectivo requiere una mirada integradora que combine evidencia científica, sensibilidad clínica y trabajo interdisciplinar. Los psicólogos desempeñan un papel central no solo en el tratamiento, sino también en la prevención y en la educación social frente a estos trastornos.

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