¿Cómo afrontar la pérdida de un ser querido?: el duelo
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Psicología Clínica
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¿Has perdido recientemente a alguien y no sabes cómo lidiar con tus emociones?
¿Tienes dificultades para sobrellevar tu vida?
En este artículo conocerás los aspectos principales del proceso de duelo y cómo gestionarlo de la mejor manera posible.
¿Qué es el duelo?
El duelo es un proceso natural de pérdida por el que pasan todas las personas a lo largo de su vida. Este proceso puede ser causado no solo por la muerte de una persona, sino por cualquier pérdida que tenga un valor significativo y un vínculo emocional. La gravedad y la intensidad con la que las personas viven un duelo va a depender del valor emocional que se le ha atribuido.
Es una experiencia de dolor y aflicción que puede llegar a convertirse en patológica si no se emplean las estrategias de afrontamiento adecuadas, pudiendo repercutir negativamente en los distintos escenarios de la vida de la persona. También es una experiencia subjetiva, es decir, cada persona tiene su propio proceso y sus propios tiempos, acorde a la gestión que hagan de la situación. Es por ello, que hay personas que pueden tardar años en superar la pérdida.
Etapas del duelo
El duelo se ha definido como un conjunto de etapas o fases por las que las personas van pasando de manera secuencial. Pero la realidad es diferente, el duelo no es un proceso rígido que siga un mismo patrón en todas las personas, sino que cada individuo va pasando por las fases de manera natural, pudiendo retroceder a una etapa inicial o incluso se pueden solapar entre sí.
Las etapas del duelo, según diversos autores, se podrían resumir de la siguiente manera:
- Negación.
- Ira.
- Negociación.
- Depresión.
- Aceptación.
En la primera etapa la persona manifiesta un impacto emocional en la que las emociones más frecuentemente expresadas son la incredulidad y la insensibilidad al negar la realidad que está ocurriendo.
En la segunda etapa la persona atraviesa por una fase de dolor y enfado por no entender la situación y se suele pensar “por qué me pasa esto a mí”.
La tercera fase consiste en una negociación con la situación actual y una búsqueda de conciencia acerca de la pérdida.
En la cuarta etapa ya la persona es consciente del suceso y experimenta el dolor propio y característico del duelo. En esta etapa es cuando realmente la persona se da cuenta de que tiene que ajustar su vida sin la persona perdida.
Y por último, en la última etapa se produce la recuperación o lo que es más correcto, la aceptación. Esta etapa se caracteriza porque la persona consigue reconducir su vida y recuperar su capacidad de funcionamiento normal.
A lo largo de estas cinco etapas mencionadas se producen síntomas a nivel somático o físico, teniendo cada etapa una sintomatología diferente.
Duelo patológico versus Duelo normal
El duelo patológico se define como el proceso por el cual la persona se encuentra desbordada ante la situación de pérdida y no es capaz de realizar una adecuada gestión del proceso.
El duelo patológico se ha venido clasificando en cuatro tipos:
- Duelo crónico: se caracteriza por tener una duración prolongada en el tiempo y porque la persona no consigue cerrar el proceso.
- Duelo retrasado: la persona tiene una reacción emocional insuficiente que a la larga acaba acaban manifestándose de manera desproporcionada todas las emociones que había ido reprimiendo.
- Duelo exagerado: la persona recurre a conductas desadaptativas y acaba manifestando trastornos psiquiátricos después de la pérdida.
- Duelo enmascarado: se caracteriza por experimentar síntomas incapacitantes en la vida diaria, pero la persona no es consciente de la relación que tienen con la pérdida.
Cada uno de ellos tiene unas características distintas, pero comparten la misma en común, el afrontamiento del duelo.
Afrontamiento del duelo
En el proceso de afrontar una pérdida existen ciertas tareas que la persona debe realizar para conseguir ajustar de nuevo su vida. Las más importantes las mencionaremos a continuación:
- Aceptar la situación de pérdida o separación
- Trabajar el dolor y la emocionalidad del suceso.
- Adaptarse a la nueva realidad sin la persona fallecida.
- Recolocar emocionalmente a la persona ausente y continuar viviendo.
Hay ocasiones en las que la persona no puede afrontar de manera autónoma el proceso, por lo cual busca ayuda psicológica. El terapeuta encargado de llevar a cabo la intervención debe tener unas mínimas habilidades terapéuticas para favorecer la relación con el paciente y conseguir guiarlo en el proceso de duelo.