Terapia EMDR en niños y adolescentes: protocolo y beneficios
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¿Conoces las peculiaridades de la Terapia EMDR en niños y adolescentes? La Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares es una modalidad de terapia que ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de una variedad de trastornos de estrés postraumático y traumas en adultos. Sin embargo, también se ha adaptado con éxito para su uso en niños y adolescentes, demostrando ser una herramienta valiosa en la salud mental de esta población. A continuación, exploraremos el uso de la Terapia EMDR en niños y adolescentes, su proceso y beneficios.
¿Qué es EMDR?
EMDR es una terapia desarrollada por Francine Shapiro a finales de la década de 1980. Esta terapia se basa en la idea de que el trauma y las experiencias negativas pueden quedar atrapados en la mente, lo que lleva a una variedad de problemas emocionales y psicológicos. EMDR busca liberar estos recuerdos y permitir que el cerebro los procese de manera saludable.
El método EMDR implica el uso de movimientos oculares bilaterales, como seguir con la mirada el dedo del terapeuta o escuchar sonidos en ambos oídos alternadamente, mientras el paciente se concentra en un recuerdo o experiencia traumática. A través de este proceso, el terapeuta guía al paciente para que reinterprete y procese esos recuerdos de manera más saludable.
EMDR en Niños y Adolescentes
Cuando se aplica EMDR a niños y adolescentes, se deben considerar algunas diferencias importantes en comparación con los adultos:
- Desarrollo Cognitivo y Emocional. Los/as niños/as y adolescentes están en diferentes etapas de desarrollo cognitivo y emocional. Los/as terapeutas de EMDR adaptan las técnicas para que sean apropiadas para la edad y el nivel de desarrollo de cada paciente.
- Comunicación. Los/as niños/as, en particular, pueden tener dificultades para expresar sus sentimientos y experiencias. Los/as terapeutas deben ser expertos/as en el uso de lenguaje y técnicas que sean accesibles y efectivas para los más jóvenes.
- Seguridad y Confort. Es fundamental que los/as niños y adolescentes se sientan seguros y cómodos durante las sesiones de EMDR. Los/as terapeutas deben crear un entorno de apoyo y establecer una relación de confianza.
- Participación de los Padres. Los padres o tutores desempeñan un papel importante en el proceso de terapia de niños y adolescentes. Deben estar informados y ser parte activa del proceso.
Proceso de Terapia EMDR en Niños y Adolescentes
El proceso de EMDR en niños y adolescentes generalmente sigue los siguientes pasos:
- Evaluación Inicial. El/la terapeuta evalúa la historia clínica del niño/a o adolescente y establece los objetivos de la terapia.
- Preparación. Se educa al paciente y, en el caso de los/as niños/as, a los padres, sobre el proceso de EMDR y se establece una relación de confianza con el/la terapeuta.
- Identificación de Objetivos. El/la terapeuta ayuda al paciente a identificar los recuerdos o experiencias traumáticas que deben tratarse.
- Desensibilización y Reprocesamiento. Se utilizan los movimientos oculares bilaterales para ayudar al paciente a procesar los recuerdos traumáticos de manera saludable.
- Evaluación y Seguimiento. El progreso se evalúa regularmente, y se ajusta el enfoque según sea necesario.
Beneficios de EMDR en Niños y Adolescentes
La terapia EMDR en niños y adolescentes puede tener varios beneficios, incluyendo:
- Alivio de Síntomas. Puede ayudar a reducir o eliminar los síntomas de estrés postraumático, ansiedad y otros trastornos relacionados con el trauma.
- Mejora de la Función Diaria. Puede permitir que los/as jóvenes recuperen un funcionamiento normal en la vida cotidiana, como la escuela y las relaciones interpersonales.
- Empoderamiento y Autoestima. Ayuda a los/as niños y adolescentes a recuperar el sentido de control sobre sus vidas y mejorar su autoestima.
- Prevención a largo plazo. Abordar el trauma en una etapa temprana puede prevenir problemas de salud mental a largo plazo en la adultez.
La terapia EMDR es una herramienta valiosa en el tratamiento de trauma y trastornos de estrés postraumático en niños y adolescentes. Cuando se aplica de manera adecuada, teniendo en cuenta las diferencias en el desarrollo y las necesidades de esta población, puede ayudar a los/as jóvenes a superar experiencias traumáticas y mejorar su salud mental.